He leeido este post y he pensado que quizás alguien de este grupo puede ayudarme a interpretarlo...
Originalmente publicado en:
http://lasindias.com/el-
La Naturaleza de la especie humana
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Aplicar el conocimiento permite a los humanos que su trabajo produzca cada vez más resultado. El conocimiento ganado al transformar colectivamente la Naturaleza, es decir al trabajar, se materializará en nuevas herramientas y maneras de producir: eso que llamamos tecnología. Siendo la producción un hecho social, colectivo, el desarrollo tecnológico impulsará también cambios en la organización del trabajo que en ciertos momentos pondrán en cuestión las relaciones de poder entre los distintos grupos de cada organización social.
Verdad científica y relatos sociales
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sartre mayo 68"
Del mismo modo, toda comunidad tiende a definirse y explicar el mundo, dentro de las condiciones generales en las que vive, según un relato eficaz a sus objetivos. Por eso, lo que sirve para describir los orígenes de las grandes corrientes, relatos e ideas movilizadoras del cambio histórico no necesariamente explica el comportamiento el curso de una comunidad real en la Historia. Los hutteritas del siglo XVI pueden relatarse como un producto del gigantesco escenario de la política y los conflictos de clase en la Europa de entonces pero sus descendientes, las comunidades hutteritas actuales, no pueden explicarse sino como el resultado de la dinámica endógena de una serie de comunidades reales de descendientes de aquellos, reafirmándose hasta congelarse en un juego de creencias y tradiciones tremendamente eficaces frente al entorno a lo largo de más de casi quinientos años.
Fundamentos
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Una ética de la autonomía, una ética que pueda pretenderse emancipadora para individuos y comunidades, ha de partir del conocimiento. Como vimos, el conocimiento es el resultado y la herramienta central de la experiencia humana, nuestro principal arma contra la incertidumbre, el punto de engarce entre especie y Naturaleza, entre tecnología y sociedad, entre cambio histórico y relaciones sociales. No se desarrolla en una especie de gran charla abierta y general, sino dentro de unos contextos determinados, bajo unas reglas y a partir de una determinada identidad entre los que toman parte en la conversación. Todo conocimiento es, en mayor o menor medida, conocimiento comunitario. Por eso, la proyección de una ética del conocimiento no es una «política», una teoría del estado, sino una teoría de las comunidades humanas que explique a partir de ellas las sociedades en las que se insertan. Mirar el mundo social no solo como un terreno intercomunitario con muchas «verdades» sociales en juego y muchos tipos de verdad supone asumir el conflicto como algo inevitable, pero también entender que los marcos de ese conflicto podrán ser, las más de las veces, consensuados.
La abundancia como horizonte para comunidades y especie
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Si transformar la Naturaleza es el verdadero «ser» original de la especie, al que está abocada por la necesidad de vencer la incertidumbre y la escasez; el desarrollo del conocimiento -que convierte el tiempo de la especie en tiempo histórico- es el único generador de sentido en el gran macrorelato de la experiencia humana. Evidentemente no se trata de un cuento lineal, siempre ascendente ni predeterminado a alcanzar ningún lugar específico. El conocimiento es un producto de la transformación de la Naturaleza y en buena medida es dependiente de él. Por eso los periodos, las sociedades o comunidades donde esa transformación se detiene acaban «olvidando» conocimientos y tecnologías previamente conocidos y perdiendo habilidades y estructuras complejas hasta volver a economías de subsistencia; las sociedades que, como algunas tribus todavía hoy existentes, encuentran un frágil «estado estacionario» en el aislamiento o las comunidades como los Amish o los hutteritas que simplemente «eligen» no crecer no son más auténticas ni «humanas», sino todo lo contrario, las más deshumanizantes y alienantes, pues niegan y abortan lo central de la experiencia humana a base de un sistema social en el que la pasión por el conocimiento y la diversidad sufren un control necesariamente férreo.
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